- Falta
de una VISIÓN armonizada.
-
Contradicciones. Pobreza de Definiciones.
-
Listados de Acciones desarticuladas.
- CAMBIO CLIMÁTICO pobremente abordado.
Ante
la pobreza, inequidad y deterioro ambiental que laceran al país, parecería
incuestionable que el enfoque del desarrollo sustentable sea el eje articulador
de un nuevo modelo de desarrollo.
Sin
embargo, ninguno de los partidos políticos que contienden por la Presidencia de
la República logra integrar esta visión en sus plataformas electorales ni en
los programas de gobierno 2012-2018 registrados oficialmente en el IFE.
El
paradigma del desarrollo sustentable fue universalmente aceptado por todas las
naciones desde la Cumbre de Río en 1992 y constituye ahora el centro de
atención de la discusión hacia la Cumbre de Río +20. Por ello, extraña que las
plataformas y programas de los partidos y las coaliciones lo aborden de manera
marginal. Si bien el PAN presenta una sección de "México
Sustentable", la coalición PRD-PT-MC incluye dos capítulos, "Política
económica para el desarrollo sustentable y equitativo" y "Medio
ambiente sano", y la coalición PRI-PVEM tiene un apartado de "Medio
ambiente y desarrollo sustentable", es lamentable que, en pleno siglo XXI,
sigamos considerando al desarrollo sustentable como un segmento del desarrollo
y no como un modelo diferente que articula las políticas sociales, económicas y
ambientales. La sustentabilidad no se asume como un principio del desarrollo.
No
incluyo en este análisis los documentos oficiales del PANAL (que no constituyen
una plataforma electoral y menos un programa de gobierno), porque no hacen ni
una sola mención al desarrollo sustentable; apenas aparecen un par de malos
párrafos sobre el tema ambiental.
Cada
una de las tres plataformas mencionadas refleja que los distintos apartados
fueron elaborados por diferentes grupos de trabajo y que, sin armonizar las
visiones y las propuestas, simplemente se sumaron los apartados. Así, aparecen
largos listados de acciones que, aunque la mayoría son pertinentes e
importantes, están desarticuladas y sesgadas hacia el medio ambiente, sin
constituir un verdadero cambio de rumbo del desarrollo que resuelva, a fondo,
los problemas nacionales con una visión de largo plazo. Por ejemplo, todos los
partidos proponen acciones con relación al agua, a la energía y a la producción
de alimentos, pero la suma de dichas acciones no se traduce en una política
sustentable de manejo integral del agua, de seguridad energética o de seguridad
alimentaria, con sus implicaciones sociales, económicas y ambientales.
La
falta de coherencia de cómo abordar el tema de desarrollo sustentable en las
plataformas electorales se ejemplifica con el error que comete el PRD-PT-MC; si
bien presenta un capítulo con un título atractivo, "Política económica
para el desarrollo sustentable y equitativo", y con propuestas
pertinentes, en el siguiente capítulo ("Medio ambiente sano") aparece
suelto un breve inciso de desarrollo sustentable que se reduce a una
definición.
Sorprende
también que esta coalición se comprometa a impulsar una economía verde, tema
altamente polémico que constituye uno de los ejes centrales de la próxima
Cumbre de Río +20. Esta propuesta no parece haber sido suficientemente
reflexionada, ya que en el apartado de energéticos se compromete a subsidiar
los combustibles, lo cual se contradice con los principios de la mencionada
economía verde.
El
tema de CAMBIO CLIMÁTICO está pobremente abordado en las tres plataformas y los
planteamientos quedan muy por debajo de los avances de la política nacional
actual y de la nueva Ley General de Cambio Climático. Vinculado a esto, el tema
de los subsidios a los energéticos es un claro punto de diferenciación; el PAN
propone su eliminación; el PRI-PVEM se compromete a definir precios con
eficiencia competitiva y a eliminar subsidios perjudiciales al medio ambiental,
mientras que el PRD-PT-MC reivindica, como ya se mencionó, mantenerlos e
incluso incrementarlos.
Es
lamentable la ignorancia o el desinterés que se refleja en las plataformas con
relación a una estrategia de manejo y conservación de la biodiversidad
nacional, siendo que México es un país megadiverso que cuenta con mucha
información sistematizada y con dos instituciones muy sólidas y reconocidas
internacionalmente: CONABIO y CONANP; asimismo, la visión y las propuestas
sobre la planeación territorial y el ordenamiento territorial no corresponden a
la gravedad del problema.
Vale
la pena destacar el gran acierto del PRI-PVEM para incorporar nuevamente el
sector pesquero con el ambiental y el del PRD-PT-MC para impulsar una pesca
sustentable. Y, por el contrario, resaltar la preocupación del planteamiento
del PRI-PVEM sobre un fuerte impulso a un tipo de turismo con claros visos de
insustentabilidad.
No podemos esperar otro sexenio para
construir una política nacional para el desarrollo sustentable. El partido
ganador deberá implementar los cambios necesarios para lograr este nuevo modelo
de desarrollo por difíciles y costosos que éstos sean.
Por Julia
Carabias en Diario Reforma. 12-mayo-2012
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COMENTARIO:
Desde hace varios años
experimentamos una inflación de la palabra ´sustentable´, utilizada por
administraciones municipales, estatales y federales para justificar sus
intereses.
En realidad el “concepto” ha estado cargado de
ambigüedad desde su origen. “¿Se refiere
acaso la naturaleza sustentablemente preservada? ¿O quizás califica
exclusivamente el desarrollo económico, que no puede durar infinitamente puesto
que el planeta es finito? Presenciamos la alianza de dos términos con
significados opuestos. El desarrollo sostenible/sustentable es un oxímoron, una
figura estilística que llama nuestra atención a la vez que anestesia nuestro
sentido crítico”.
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