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viernes, 13 de agosto de 2021

La emergencia climática nos impone programar una desescalada económica.

Tres décadas de resumir y comunicar la evidencia científica sobre el cambio climático de origen humano nos han dejado tres conclusiones:

  • La primera es que seguimos sin hacer nada efectivo contra el origen del problema, la emisión de gases de efecto invernadero, que sigue subiendo y con ella las temperaturas.

  • La segunda es que la escala temporal y espacial del fenómeno sigue confundiéndonos a todos. Todavía pensamos que estamos hablando del clima futuro y de que es algo global y lejano. Dicho de otro modo, no tenemos del todo claro que el cambio climático nos afecta aquí y ahora. 

    La tercera conclusión es que todos los matices científicos, todo el lenguaje de probabilidades y escenarios de emisiones y clima no hace sino confundir y abrir espacio a debates estériles y a posponer decisiones ingratas. Por ello los científicos combinamos informes con manifiestos y somos cada vez más tajantes en nuestras afirmaciones sobre lo que ocurre con el clima y por qué ocurre. 

Sin tiempo para soluciones lentas

El panel internacional de cambio climático acaba de sacar un nuevo informe (el AR6 del IPCC) que ha generado mucha expectación y ha merecido extensos análisis.

Un camino tan incómodo como inevitable.

Descrecer para reducir emisiones:

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En lugar de aceptar la evidencia científica y programar una desescalada económica que permita realmente reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, nos proponemos una y otra vez hacer malabarismos socioeconómicos para conciliar desarrollo y sostenibilidad

Nos planteamos una agenda de objetivos de desarrollo sostenible que no estamos cumpliendo entre otros motivos porque está llena de contradicciones. Empezando por el propio concepto de desarrollo sostenible. 

Por este motivo están creciendo las voces de los que abogan por un decrecimiento, un término que asusta y escandaliza a propios y extraños, pero que resume con claridad lo que debemos hacer mientras no se nos ocurran malabarismos ambientales más eficaces.

Si recapacitamos bien, estamos transfiriendo al concepto de decrecimiento nuestro pánico, ancestral y justificado, a las recesiones económicas. Es una transferencia desafortunada porque son cosas bien distintas

Hacer resonar ambas cosas como algo parecido dificulta la adopción de medidas de mitigación climática.  

Podemos electrificar todos los coches y los edificios, podemos reorganizar el transporte público y favorecer el teletrabajo. Pero aun así no estaremos reduciendo emisiones lo suficiente. Pensemos en las imponentes emisiones asociadas a la agricultura convencional, a la aviación, a la generación y gestión de los residuos o a industrias como la del acero o del cemento. No hay más opción que reducir el consumo. Y lo mejor que podemos hacer es programarlo y acompañar las medidas con reconversiones profundas y con información, mucha información y diálogo social.

... mientras : Sale de control, el CRECIMIENTO de VIDANTA (Mayan Palace) en Nuevo Vallarta, NAYARIT:  

https://rivieranayaritone.blogspot.com/2021/08/sale-de-control-el-crecimiento-de.html



 

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FUENTE:   

IPCC: Emergencia climática impone programar una desescalada económica. Artículo de opinión de Fernando Valladares, Profesor de investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global del español Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).

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