lunes, 15 de abril de 2013

La Abundancia de PLANES en México.



























Otra vez la estupidez del (PND) PLAN NACIONAL DE DESARROLLO (1).
Como suele suceder a comienzos del sexenio, estamos escuchando anuncios invitándonos a participar en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo (PND). Vuelvo a aconsejar lo mismo que hace seis años: no lo haga. Es un desperdicio de tiempo y dinero basado en una tontería que está en la Constitución.
El gobierno, dice la ley, está obligado a consultar a la ciudadanía para elaborar el PND. La realidad es que las propuestas ciudadanas las recopilará un grupo de burócratas, luego las echarán al cesto de la basura y harán un plan para que su jefe, el Presidente, quede contento. El PND después se presentará, se autorizará y procederán a olvidarse de él. ¿Por qué? Pues porque no tendrá utilidad alguna.
El PND es un viejo impulso del sistema político anterior. Los priistas, que algo tenían de soviéticos, llegaron a pensar que los problemas económicos y sociales podían —y debían— ser resueltos con un “Gran Plan” del Estado. Hasta lo pusieron en la Constitución. El artículo 26 manda al Estado a organizar “un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la Nación”. Gran aspiración. Que suenen las fanfarrias. El mismo artículo le ordena al gobierno recoger “las aspiraciones y demandas de la sociedad para incorporarlas al plan y los programas de desarrollo”.
La verdad es que estos planes son inútiles y desperdician los recursos de los contribuyentes. Bien podríamos ahorrárnoslos. Revise usted, por ejemplo, los tres últimos planes nacionales de Zedillo, Fox y Calderón. Son puras aspiraciones con objetivos tan generales como “reformar la administración pública, acabar con el burocratismo y la corrupción”. Carecen de metas específicas y de los instrumentos para lograrlo. Y lo peor de todo es que desdeñan la realidad de un gobierno dividido. El Ejecutivo puede planear todo lo que quiera pero poco puede hacer si no tiene los votos en el Congreso. Que le pregunten a Fox, Zedillo y Calderón al respecto.
Como suele ocurrir cada sexenio, el gobierno organizará talleres, conferencias y seminarios de consulta. Y luego, con bombo y platillo, anunciará: “habemus plan”. Seis años después nos acordaremos de nuevo del PND cuando el Presidente entrante lance la convocatoria de consultas ciudadanas para cumplir con una disposición constitucional absurda e inútil.

De hecho, en esta ocasión el nuevo gobierno ya tiene un plan de qué quiere hacer. Desde que tomó posesión, el presidente Peña lo anunció y, por cierto, está basado en sus propuestas de campaña. 

LAS 13 DIRECTRICES de EPN en materia económica, financiera, educativa, de seguridad y desarrollo social. Ya son un Plan. El 1 de diciembre del año pasado, el mandatario lanzó 13 DECISIONES que incluyen un Programa de Prevención del Delito, una Cruzada Contra el Hambre, un Programa de Seguro de Vida para Jefas de Familia y un Programa Nacional de Infraestructura y Transporte, entre otros. 

El PACTO POR MÉXICO: Ya es otro PLAN. Luego están los 95 compromisos del PACTO POR MÉXICO que firmó Peña con el PRI, PAN y PRD y que incluyen cosas tan importantes como el acceso universal a los servicios de salud, seguro de desempleo, escuelas de tiempo completo, computadoras portátiles con conectividad, un Programa Nacional de Becas, Institutos de México en el mundo, red troncal de telecomunicaciones, la inversión de 1% del PIB en ciencia y tecnología, la ampliación del crédito de la banca de desarrollo y el establecimiento de una Gendarmería Nacional. Amén de reformas estructurales importantísimas como la educativa, de telecomunicaciones, hacendaria y energética, dos de las cuales ya comenzaron a legislarse.
Ahí está lo que quiere hacer el gobierno, con el apoyo de la oposición y el calendario de cuándo piensan comenzar y terminar con cada una de las propuestas. Además, 46 de los 95 compromisos están sujetos a una reforma fiscal. Entonces, ¿para qué necesitamos el PND? Respuesta: para cumplir una ley anacrónica y estúpida.
Por eso, como suelo hacerlo cada seis años, recomiendo que usted no pierda su tiempo en las consultas de un plan inútil. Y a los que otra vez me han invitado, de manera muy amable, a sesiones consultivas del PND, reitero mi única recomendación en la elaboración de “El Plan”: que se derogue el artículo 26 constitucional y la Ley de Planeación. 


















La Política Nacional Turística de México: Otro PLAN más. En la semana pasada el Presidente de la República anunció que la Secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, encabezará los Foros de Consulta Del Plan Nacional de Desarrollo en Yucatán, Quintana Roo Y Campeche (3). De acuerdo al Sr. Presidente, ella es la persona “idónea” para facilitar estos procesos participativos.
Algo muy dudoso. La Secretaria se ha autocalificada como “política”: Antítesis natural a una persona capaz de facilitar procesos verdaderamente participativos. La incapacidad de entender la naturaleza sistémica del reto que representa el desarrollo turístico para México quedó documentada con la ausencia completa de la participación de la Sociedad Civil como actor co-adyuvante para un desarrollo turístico sustentable de acuerdo a la Política Nacional Turística de México (4).

Hasta ahora nadie ha dicho cómo exactamente se va a colocar México como potencia turística. ¿Con qué programas (planes de acción) concretos y hasta cuándo?
En gran parte las declaraciones que forman parte de la  Política Nacional Turística de México son un discurso “viejo”. Y son exactamente los viejos mitos y paradigmas los que han limitado nuestro desarrollo. 

La idea de elaborar un Plan Nacional de Desarrollo es uno de estos viejos mitos que no nos lleva a ninguna parte.
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NOTAS:
(1) Comentario de Leo Zuckermann en: http://www.excelsior.com.mx/leo-zuckermann/2013/03/19/889670 
(2) Plan Nacional de Desarrollo (PND ): Acto frustrado de organizar un proceso (supuestamente ) participativo nacional de última hora  con foros regionales y “en línea”, para “establecer los objetivos nacionales y las estrategias y las prioridades para la presente administración”, que supuestamente servirá como base para un Plan de Desarrollo Nacional. En realidad ya está definido: El “Pacto por México” firmado entre el titular del ejecutivo y los dirigentes de los tres grandes partidos, es un pacto sin los mexicanos. No cuenta ni con la opinión ni con la propuesta de la sociedad civil. Es un pacto para profundizar las políticas neoliberales y autoritarias y no para mejorar las condiciones de vida y trabajo del pueblo de México: http://rivieranayaritone.blogspot.mx/2013/03/mexico-la-region-mas-feliz-del-mundo.html 
(4)  Ausencia completa de la participación de la Sociedad Civil como actor co-adyuvante para un desarrollo turístico sustentable. http://rivieranayaritone.blogspot.mx/2013/02/lo-nuevo-en-la-politica-nacional.html

1 comentario:


  1. Turismo en México

    on 30 Junio 2013. Posted in Jesus Corral
    Una de las características del gobierno del presidente Peña Nieto ha sido la gran cantidad de reformas en todos los ámbitos que se han propuesto.

    Quisiera en esta ocasión referirme a los cambios o reformas que en materia turística se proponen, por la importancia que esta rama de la economía tiene en su contribución al Producto Interno Bruto del país porque a veces me da la impresión que muchas de estas propuestas se quedan en buenas intenciones o en discursos muy aplaudidos, pero poco aterrizados.

    Por desgracia nuestro país tiende a reinventarse cada vez que un nuevo gobierno es electo y no nos damos cuenta que lo que falta es voluntad política, más allá del discurso y de la demagogia.
    Son muchas las áreas que se pretenden reformar, pero como señalaba anteriormente en materia de turismo los cuatro grandes cambios son:

    Ordenamiento y transformación sectorial
    Innovación y competitividad
    Fomento y promoción
    Sustentabilidad y beneficio social

    Por supuesto que si le ponemos atención a estos supuestos cambios podemos darnos cuenta que no hay nada nuevo. Estamos reciclando lo mismo una vez más. Y en realidad no hay nada de malo en ellos, es simplemente que además del refraseo de estos “ejes”, la aplicación de los mismos no acaba de concretarse, que a final de cuentas es lo que México necesita para recuperar su posición en la tabla turística mundial, para atraer más turistas y para generar más divisas.

    Sin embargo lo anterior pierde importancia si desatendemos las nuevas tendencias y sobre todo las recomendaciones que en materia de competitividad considera el Foro Económico Mundial ( WEF ) en donde México se ubica en el lugar número 46, lo que dista mucho de ser congruente con el número de turistas que recibe.

    Para no hacernos muchas bolas, si los doce pilares que se consideran por el WEF en la elaboración del índice de competitividad se siguen desatendiendo, los esfuerzos que se hagan y las reformas que se propongan no lograran recuperar el nivel que México tenía y por el contrario su nivel de participación mundial seguirá decayendo.

    Estos doce pilares que fundamentalmente se toman en cuenta en el reporte de competitividad cada año, son : Instituciones, Infraestructura, Entorno macroeconómico, salud y educación básica, educación superior y capacitación, eficiencia de los mercados, eficiencia de la mano de obra, desarrollo de los mercados financieros, tecnología, tamaño de los diferentes mercados, sofisticación de los negocios y capacidad de innovar. El reporte de 2013, tiene poco más de 500 páginas de pura materia prima… ¿Cuántos políticos conocen este reporte antes de atreverse a descubrir el hilo negro?...

    México es uno de los países en el mundo con mayor riqueza histórica, cultural, con atractivos naturales, con una gran biodiversidad, y sin embargo el rumbo turístico ha carecido de recursos financieros importantes que verdaderamente le permitan elevar su competitividad.
    El discurso y las buenas intenciones han existido sexenio tras sexenio, pero ¿que no sería bueno que en vez de tantos consejos intersecretariales y documentos firmados al amparo de ceremonias pomposas se pudiera ya ir tomando acción concreta?

    En vez de que estos buenos propósitos se fueran en globos de cantoya a las alturas, deberían de tener paracaídas para irlos aterrizando y poniendo en práctica con miras de largo plazo, de ser proyectos con continuidad política y de objetivos consolidables de forma integral.
    Las reformas no son malas, pero si no se ha descompuesto algo ¿para qué componerlo?.

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